Fecha: 16/01/2016
Trepasendas: Vivi, Fina, Antonio y Emilio.
Ruta circular sin ninguna complicación y apta para todos los públicos en la comarca del Somontano de Barbastro, que partiendo de la población de Alquézar, transcurre en un territorio agreste y se asoma a los estrechos del río Vero. Se cruzan las aguas del Vero y otros barrancos por varios puentes medievales. Seguiremos por senderos y pistas del GR atravesando cultivos de olivos centenarios. En el recorrido visitaremos las pequeñas poblaciones de Asque y Conlungo, para terminar de nuevo en Alquézar.
Cañones de Río Vero visto desde Alquézar.
La villa medieval de Alquézar, declarada Conjunto Histórico Artístico, se yergue sobre el Cañón del Río Vero, un enclave único de salvaje belleza en el que todavía es posible retroceder en el tiempo mientras se recorren sus estrechas callejuelas. Es imprescindible visitar la Colegiata de Santa María la Mayor.
Características
Zona: P.N. de la Sierra y Cañones de Guara.
Altura mínima: 472 m
Altura máxima: 691 m
Track Gps: Si
Mapas, track gps y puntos de referencia
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Como llegar
Para llegar a Alquezar desde Zaragoza, tomamos la A-23 dirección Huesca. En los alrededores de Huesca tomamos la salida 362, para incorporarnos a la N-240 dirección Barbastro/Lérida. En la rotonda, tomamos la primera salida en dirección A-1219. En La rotonda, salimos en la segunda para incorporarnos a A-22 en dirección Barbastro/Lérida. Salimos en la 77 hacia N-240/A-1229, en dirección Lascellas/Abiego/Alquézar.
Descripción
Llegamos a Alquézar y dejamos en coche en uno de los aparcamientos establecidos a la entrada del pueblo, ya que no se puede entrar con vehículos. Tenemos un día soleado y con muy buena temperatura.
Alquézar.
Cruzamos toda la población y nos dirigimos a la plaza Rafael Ayerbe, desde donde saldremos por la calle de San Lucas, situada en un lateral de la plaza. Tomamos el sendero que nos lleva en unos 500 metros al collado de San Antón, desde donde tenemos unas magníficas vistas del paisaje que nos envuelve. En este punto dejamos a la izquierda una senda que nos permitiría visitar las pinturas rupestres de Quizans y Chimiachas.
Nosotros continuamos por la senda, bastante ancha y muy bien marcada, que desciende haciendo varios zig-zag por la ladera derecha del cañón de río Vero, que forman lo forman grandes paredones de roca. En este recorrido podemos observar una vegetación de monte bajo formado principalmente por sabinas, boj y otros arbustos. Algunos tramos de esta bajada están protegidos con una valla de madera.
Descendemos hasta el Cañon del río Vero.
Después de descender aproximadamente 1 km. y 150 metros de desnivel, llegamos al fondo del barranco, desembocando en el puente románico de Villacantal.
Puente de Villacantaln, sobre el Vero. Tiene 2 ojos aunque en la foto no se aprecian.
A través de este puente se cruzaba el Vero por el camino que desde Sobrarbe bajaba a Barbastro. Situado a la salida del cañón del Vero, contribuye con su presencia a incrementar la belleza de este entorno, uno de los más espectaculares del Somontano. Nos sorprende la innecesaria anchura del tablero de este puente que ponía en comunicación la estrecha y empinada senda de ambas orillas. Presenta peculiaridades que lo diferencian de todos los puentes del Somontano: planta acodada en ángulo, dos ojos, uno en arco ligeramente apuntado y otro de medio punto, un tramo del tablero recto y otro levemente inclinado, ausencia de pretil. Aunque la tradición oral atribuye su construcción, como la de muchos otros puentes de piedra, a los romanos, se trata de una obra del siglo XVI.
Cruzamos por el puente el río Vero y, ya en la otra orilla. Comenzamos a ascender de nuevo por la otra ladera y nos introducimos unos 200 metros en el barranco de Lumos, bastante angosto y en ligera subida. Dejaremos el barranco por una pista ancha que sale a nuestra derecha, que va ascendiendo poco a poco haciendo varias curvas hasta dejarnos en el punto más alto de la excursión (698 m.).
Seguimos, ahora llaneando, por el Camino Natural de Somontano de Barbastro, pista en muy buen estado, entre pinos, viejos olivos y zonas cultivo, ahora abandonadas que nos va dejando unas bonitas vistas del Somontano de Barbastro
Vistas del Somontano de Barbastro.
Cuando llevamos caminando algo más de 4.5 km. nos encontramos con una bifurcación señalizada con varias opciones. Nosotros continuamos a la izquierda por la pista dirección a la pequeña población de Asque. A este cruce que ahora dejamos, regresaremos de nuevo y tomaremos la otra dirección para seguir hacia Alquézar.
En algo más de 1 km. llegamos a Asque. Es una pequeña población perteneciente al municipio de Colungo, situada en pleno corazón del Parque Cultural del río Vero en plena Sierra de Guara.
Descenso por una senda hacia el puente del Diablo dirección a Colungo.
Cruzamos todo el pueblo y no nos encontramos a nadie. Nosotros teníamos la esperanza de encontrar algún establecimiento donde poder tomar un café, pero como no lo hay seguimos dirección Colungo.
A la salida de Asque tomamos la senda del GR-1, rodeada de abundante vegetación. Esta senda nos va a llevar en una bajada bastante pronunciada al barranco del Fornocal, que cruzaremos por el llamado puente del Diablo.
El Puente del Diablo cruza sobre el Barranco de Fornocal.
Este puente ancla sus cimientos a ambos lados del barranco del Fornocal y construyó para poner en comunicación las localidades de Asque y Colungo. Algunas leyendas atribuyen su construcción al mismo diablo por la dificultad que supuso, aunque otras, explican que su denominación "Puente del Diablo" se debe al hecho de que éste se debió pasear por allí, dejando su huella sobre el mortero aún fresco, nada más finalizarse la construcción.
Una vez superado el barranco, una senda con fuerte desnivel, no va a acercar a la otra población que incluye esta ruta: Colungo. Un paseo por el pueblo, en el que al igual Asque no nos encontramos con nadie, nos descubre antiguas casas solariegas de los siglos XVI, XVII y XVIII y la iglesia parroquial dedicada a Nuestra Señora del Pilar, construida en el siglo XVI en estilo gótico tardío.
Hacemos un pequeño algo en la plaza de la iglesia para descansar y comer algo de lo que llevamos en las mochilas.
Vista de Asque en primer plano y en segundo Conlungo
Regresamos de nuevo por el mismo camino, cruzando de nuevo el Puente del Diablo, Asque, y llegamos al cruce que pasamos en la ida. Aquí tomamos ahora el de la izquierda, dejando a la derecha por el que vinimos de Alquézar.
Vista a nuestra derecha de Alquézar.
Caminando por un tramo de pista entre cultivos de olivos centenarios, vamos dejando atrás los dos pueblos que acabamos de visitar y que desde este punto forman una bonita estampa. Volvemos a tomar el GR, que en un primer momento de forma suave por la pista, desde el que tenemos a nuestra derecha una fabulosa vista de Alquézar y, en el último trecho de forma más pronunciada por una senda con algunos tramos protegidos con barandas metálicas llegamos de nuevo al cauce del río Vero. En esta ocasión lo vamos a cruzar por el puente de Fuendebaños.
La pista transcurre entre cultivos de olivos.
Descendiendo de nuevo al vero por el GR.
La presencia de este puente se debe a la cercanía del molino, pues el acceso a éste con las caballerías cargadas de cereal requería unos mínimos de seguridad cuando el río Vero bajaba crecido. Lo forman tres arcos de medio punto, el central el de mayor tamaño y el izquierdo el más pequeño.
Cruzamos el puente y seguimos ahora por la pista en subida. Cuando llevamos subiendo unos metros vemos el acceso a las famosas pasarelas del río Vero, ruta muy también muy transitada que transcurre a lo largo del cauce del río sobre unas pasarelas metálicas ancladas a la pared a diferentes alturas.
Cruzamos de nuevo el rió Vero por el puente de Fuendebaños.
Nosotros como ya conocemos esta ruta, seguimos por la pista hasta que encontramos un desvío, que por una estrecha senda que entre muros de piedra de los antiguos huertos de la afueras de la población no va a llevar de nuevo a Alquezar, punto final de esta circular.
Como todavía es un poco pronto, aprovechamos para pasear por Alquezar y tomar unas cervezas hasta la hora de comer. Una vez terminamos de comer de nuevo regreso a Zaragoza con la sensación de haber hecho una recomendable y bonita excursión por un entorno precioso.