Fecha: 27-04-2014
Trepasendas:Emilio, con Montañeros de Aragón.
Zona: P.N. de la Sierra y Cañones de Guara.
Dificultad: Media
Distancia:20.7 km. lineal.
Desnivel acumulado: 975 m.
Track Gps: Si
Ruta lineal en la Sierra de Guara, en la que podremos disfrutar de los paisajes característicos de esta zona. Comenzaremos junto al salto de Roldán, para bajar hasta el dolmen Belsué, atravesar la población de Belsué, para posteriormente subir a Mesón Nuevo donde nos espera el autobús.
Mapa de la ruta, picha sobre él para ampliar.
Ruta y descarga de track gps en Wikiloc.
El Salto de Roldán está formado por dos enormes mallos de conglomerado, la Peña de San Miguel de 1.124 metros al oeste y Peña Amán de 1.123 metros al este, entre las cuales discurre el río Flumen encajonado en las llamadas Palomeras. Estas formaciones albergan gran cantidad de buitres leonados, chovas y otras aves rupícolas. Una vez en la cima, se pueden apreciar los restos de un torreón defensivo, Castillo de Sen, un aljibe y de una ermita del siglo XII llamada de San Miguel, y contemplara la hermosa vista del río serpentear desde los farallones calizas de Cienfuens al norte hasta perderse en la Hoya de Huesca al sur. Desde aquí, en días claros, tenemos una espectacular panorámica del Moncayo y otras Sierras del Sistema Ibérico.
Espectaculaes vistas desde Peña San Miguel.
El autobús nos recoge en el sitio habitual a las 7.30, y partimos dirección Huesca por la A-23. En Huesca tomamos la HU-324 dirección Apiés, carretera estrecha, con muchas curvas y no en muy buen estad. Una vez que pasamos Apiés, seguimos durante 3 km y giramos a la derecha hacia Santa Eulalia de la Peña. Tras 4 km de pista asfaltada, con muchas curvas en ascenso, nos deja el autobús.
Comenzamos a caminar por la carretera durante 1.5 Km. Hasta llegar al cruce que nos indica Salto de Roldán. Seguimos por una pista atravesando una llanura nos deja a los pies de la Peña San Miguel. Aquí parte del grupo decidimos subir ayudados por cadenas, sirgas, grapas, una escalera y clavijas a la cima, que no tiene dificultad si no se sufre vértico . La cima está formada por una planicie donde se encuentra las ruinas de un castillo y ermita románicos, y desde aquí hay unas fabulosas vistas de del río Flumen, la Hoya de Huesca y en días claros el Moncayo y otras sierras del Sistema Ibérico, además de cercana Peña Amán, famosa por la leyenda del Salto de Roldán.
Subiendo a Peña San Miguel, al fondo Pico del Fraile.
Subiendo on grapas a Peña San Miguel.
Descendemos de nuevo por el mismo sitio y regresamos al punto de salida, para desde aquí giramos a la derecha para tomar una pista que desciende hacia el barranco. Hacemos un pequeño algo en el camino para dirigirnos al mirador desde el cual podemos contemplar la inmensas moles de Peña San Miguel y Peña Amán y la otra más pequeña en el centro llamada el Fraile.
Desde el mirador regresamos de nuevo a la pista, que pronto se convertirá en una senda muy marcada. A partir de aquí comienza un cómodo descenso entre bosque poblado de pinos y boj. El sendero se va adaptando a la ladera y tenemos que atravesar un par de barrancos entre carrascas, sabinas y enebros.
Descenso por el bosque.
Aproximadamente en una hora llegamos a una caseta abandonada, atravesamos otro barranco para salir a una zona abierta, y en un continuo ascenso llegaremos a la tablilla que nos indica que nos hemos de desviar unos metros a la izquierda para ver el Dolmen de Belsué, que se encuentra en una planicie poblada de espinos y erizones. Aquí hacemos un pequeño descanso para hacer unas fotos y comer algo.
El Dólmen de Belsué es un megalito funerario que demuestra la antiguedad de los asentamiento humanos en este entorno. desde sus orígenes el hombre ha dado gran importancia al ritual religioso ligado con la muerte. Este megalito es el esqueleto interior de un monumento anterior, que la erosión o la mano del honmbre ha dejado al descubierto.
José Antonio y yo junto al dólmen de Belsué.
Regresamos de nuevo a la senda y continuamos dirección embalse de Cienfuens. Comenzamos en ligera bajada por una senda muy marcada y limpia. Ya podemos ver las grandes paredes verticales de tonos anaranjados llamados “Paredones de Cifuens”. A nuestra derecha, bastantes metros al fondo del barranco y entre una espesa vegetación se oye el río Flúmen.
Farallones y presa de Cienfuens.
Tras caminar unos 2 km la senda se convierte en pista y llegamos a la presa del embalse de Cienfuens. Seguimos caminando 1,5 km por la pista encajonada entre los grandes paredones y el embalse, atravesando pequeños túneles excavados en la roca y utilizados en la construcción del embalse, hasta llegar a una segunda presa que retiene las aguas del embalse de Santa María de Belsué.
Pista excavada en la roca y embalse de Cienfuens.
Sin cruzar esta segunda presa, la dejamos a la derecha y bordeamos el embalse hasta llegar a la cola del mismo. Aquí buscamos un sitio protegido del viento para comer.
Una vez hemos descansado continuamos, ahora en ascenso, en un primer momento por campos abandonados y según nos vamos acercando al pueblo vamos viendo algún terreno cultivado.
A lo lejos en lo alto ya vemos Belsué y nos dirigimos allí haciendo un tramo por la carretera. En la población giramos a la izquierda y en lugar de tomar el GR1, tomamos el Camino Natural Hoya de Huesca en su etapa 5, marcado con las típicas tablillas de color granate.
Belsué.
Desde aquí el sendero continua en duro ascenso durante 2,5 km, transcurre siempre bajo la línea del tendido eléctrico rodeado de bosque bajo.
Llegamos a Mesón Nuevo en la antigua carretera de Monrepós donde nos recoge el autobús. Cuando llegamos a la población de Arguis, nos detenemos para tomar una cerveza y después de regreso a Zaragoza.
Leyenda del Saldo de Roldán
El caballero Roldán, fue un comandante histórico francés, fiel servidor de Carlomagno. Cuenta la leyenda, que Roldán se encontraba en huída de Saraqusta, tras fracasar su intento por conquistarla, cabalgando de regreso a Francia. Perseguido, optó por buscar una salida que lo librara de la muerte, ascendiendo por la peña de Amán.
uando se dio cuenta de que se encontraba al borde del precipicio y con sus perseguidores muy cerca, casi no tuvo elección y cargado de valor, continuó cabalgando. El corcel dio un salto tan prodigioso que, en lugar de precipitarse al fondo del cortado, consiguió llegar al otro extremo, estampando sus huellas (que algunos todavía aseguran ver) sobre la peña de San Miguel.
La leyenda dice que, debido al esfuerzo, el caballo murió en el acto, y Roldán tuvo que proseguir su camino a pie. Se cuenta que Roldán murió en Ordesa, no sin antes lanzar con rabia su espada, Durendal, trasladándola hasta su país. De esta forma, el caballero hizo lo que se conoce como “brecha de Roldán”, que le permitió su tierra natal antes de fallecer.