Fecha: 02/03/2013
Trepasendas: Manolo y Emilio.
Dificultad: baja.
Distancia: 9 km. ida y vuelta.
Desnivel: 600 m..
Track Gps: Si
La ascensión al Pico Pelopín 2.007 m. de altitud es una típica y muy frecuentada excursión con raquetas de nieve en Pirineo Aragonés. Es una ruta sencilla, y desde la cima se disfruta de unas maravillosas vistas del Macizo de Ordesa.
Mapa de la ruta, picha sobre él para ampliar.
Salimos de Zaragoza dirección Huesca por la autovía A-23, continuamos por la N-330 hacia Sabiñánigo y nos desviamos por la N-260 hacia Biescas, donde hacemos un alto para desayunar. Continuamos dirección Torla subiendo el puerto de Cotefablo hasta pasar el segundo túnel. Nada más cruzarlo hay un pequeño aparcamiento a la derecha donde dejamos el coche, no sin problemas porque está prácticamente lleno.
Comienzo de la excursión desde el aparcamiento del Cotefablo.
Encotramos gran cantidad de nieve para la práctica de raquetas.
Después de tantos fines de semana con borrascas y mal tiempo, hoy el día se presenta con un sol radiante, ni una sola nube, nada viento y un paquetón de nieve.
En el mismo parking (1.400 m.) nos calzamos las raquetas. Encontramos dos huellas, una que asciende por la pista marcada como PR-HU 117 y la otra, más empinada, sube recto al lado de una casa de piedra atajando para llegar más adelante a la misma pista.
Nosotros optamos por el atajo, y haciendo zig-zag, salvamos el fuerte desnivel hasta alcanzar la pista. Una vez en ella retomamos la huella. El camino asciende haciendo grandes lazadas entre un bosque de pinos y gran cantidad de nieve. Cuando llevamos aproximadamente 1 Km llegamos a lo alto de la ladera y encontramos el cruce de caminos (1.600 m.).
Manolo atravesando el bosque con gran cantidad de nieve.
En este punto hemos llegado a la cima que separa las dos vertientes de la loma. Desde aquí ya vemos nuestro objetivo, el Pelopín. A nuestra izquierda, en el valle, podemos ver el parking donde hemos dejado el coche, la carretera que desciende hacia Torla y la población de Linas de Broto.
En el cruce giramos a la izquierda y siguiendo las huellas dejadas por el gran número de excursionistas que nos preceden continuamos por la senda con pinos a ambos lados, para encarar la fuerte subida del collado que tenemos de frente.
Huella sobre la nieve girando a la izquierda.
Cuando llevamos subida más o menos la mitad de esta fuerte pendiente, se nos muestran dos alternativas: la primera seguir subiendo hasta alcanzar la cima del collado y seguir a la izquierda por la cima, y la segunda girar a la izquierda y seguir bordeando la ladera. Cualquiera de las dos nos dejará en el mismo punto.
Nosotros optamos por bordear la ladera. En este trazado tenemos que caminar con más cuidado, ya que, a nuestra izquierda hay un precipicio considerable y un tropiezo supondría rodar un montón de metros.
Una vez rodeamos la ladera nos deja a los pies del Pelopín, que tras subir la última pendiente nos dejará en la cima (2.007 m.) en
aproximadamente 2 horas, parando para tomar aire en las subidas más duras y hacer gran número de fotografías.
Último de la ascensión para llegar a la cima del Pelopín.
Este último tramo es algo durillo y, a consecuencia del viento de días anteriores, ha desaparecido gran parte de la nieve. Queda una fina capa, que en algunos sitios está completamente helada y hay que asegurar bien la raqueta al pisar para no resbalar. Vemos alguien bajando que lo hace con crampones.
Una vez en la cima, y como el día está totalmente despejado, tenemos una impresionantes vistas del Macizo y Valle de Ordesa, Valle de Tena, Sierra Guara y zonas altas del Valle de Benasque.
Espectaculares vistas desde la cima, al fondo Macizo de Ordesa.
En el regreso, descendemos del pico y en lugar de volver por el mismo sitio hacemos la variante descrita anteriormente, es decir, seguimos por la cima hasta el collado que tenemos justo enfrente y desde allí bajamos recto para volver a tomar la huella por la que hemos subido.
Cresta divisoria de las dos vertientesw.
Como se va haciendo la hora, donde encontramos un sitio sin nieve decidimos parar. Ponemos unos botes de cerveza en la nieve a enfriar y a comer. Continuamos bajando hasta el coche y terminada la jornada.
De vuelta ya con el coche, para en Biescas a tomar un cafecito y de nuevo para Zaragoza.